El fotógrafo es un creador solitario. Carga su instrumento y mira, elige de la realidad un pedazo, lo pone en el rectángulo, dispara. El pensamiento acompaña cada movimiento del dedo sobre el gatillo. El ojo interpreta la realidad, codifica, decodifica, construye, deconstruye, inventa. El ojo observa, investiga, busca en soledad el momento exacto, intuye, selecciona, imagina.
La soledad del fotógrafo se reitera en el momento de la edición, cuando ya concluidos los disparos,toca quedarse con las mejores imágenes. Es un proceso íntimo, personal, en el que intervienen los años de experiencia, la sensibilidad, la intuición, los libros mirados, las muestras que se recorrieron, los diálogos sobre otras imágenes que estuvieron sobre la mesa, el camino propio indicando el próximo paso: quedarse con una.
El diálogo visual entre dos creadores rompe el centro en el Yo del autor y plantea algo distinto. Lo que determina cada decisión no son sólo los ensayos, los proyectos personales, la elaboración de un discurso coherente con las obras anteriores y las próximas en la construcción de una identidad visual propia. La correspondencia no es un soliloquio, sino que se sostiene con un interlocutor, un otro que también mira, que también elige, que también fotografía, dibuja, piensa.
No la palabra, sino las imágenes como forma de comunicación. Su polisemia admite distintos cursos de acción posibles ante cada encrucijada. El diálogo visual no tiene diccionario. No remite a un diálogo anterior, ni se basa en una tradición sólida y estructurada, literaria. El diálogo visual muta, se sacude con rapidez, tiene un tiempo propio, y raíces en la cultura visual del que lo protagoniza.
La correspondencia pasa por momentos fluidos y de estancamiento, de comunicaciones inmediatas a otras lentas, postergadas. Sin perder el carácter lúdico, pasa por momentos difíciles. Hay duda, provocación, espontaneidad. Hay sorpresa, placer, frustración.
Si el autor se libera de su Yo creativo como principal referente y ensaya una construcción visual a dos manos, un modo de ver compartido, la fotografía y la creación de imágenes se acercan a la interpretación musical. El resultado es un dúo de imágenes sin partitura, improvisado. Una composición visual, una narrativa subjetiva, que invita a una interpretación abierta. Una poética que sugiere imágenes a un tercero, al que ve, para que se relacione con ellas a través de su propia mirada. Hay suma de tres, un número mucho más grande que uno.
Marcelo Brodsky
Marcelo Brodsky. Nació en Argentina en 1954. Estudió Economía en la Universidad de Barcelona y se formó como fotógrafo en el Centro Internacional de Fotografía con el fotógrafo catalán Manuel Esclusa, durante su exilio en España en los años 80. Autor de los ensayos fotográficos Buena Memoria Nexo y Memoria en construcción, una trilogía dedicada a la memoria del terrorismo de estado en Argentina. En 2009 editó y expuso Correspondencias Visuales, una serie de diálogos visuales con varios artistas. Ha expuesto su obra en más de 35 países, e invitado a dar charlas en diversas universidades de Argentina, Estados Unidos y Europa.
Manel Esclusa. Nació en Vic, España, en 1952. Se inicia en la fotografía con sólo ocho años, en el estudio fotográfico de su padre. Estudia en la Escuela de Maestría Industrial de Vic. Trabaja con su padre en fotografía comercial desde 1966 hasta 1972. En 1974 le conceden una Beca de Fotografía de la Dotación de Arte Castellbach, y asiste a los Stages Internationaux de la Photographie de Arles, en Francia, donde tiene de profesores a fotógrafos de la talla de Ansel Adams, Neal White, Arthur Trees, Ian Dieuzaide, Denis Briat y Lucien Clergue. Ha presentado su obra fotográfica de forma individual y colectiva en Europa, Latinoamérica y los Estados Unidos.
Beto Gutiérrez. Nació en Caracas, Venezuela, en 1978. Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires. Entre 1997 y 2004 realizó estudios de Letras y Artes en la Universidad Central de Venezuela. Desde 1998 ha realizado diversos cursos y talleres de fotografía, crítica cultural y performance con instructores como Henry Rodner, Ana María Yanez, Fran Beaufrand, Nelson Garrido, Toni Catany, Joan Fontcuberta, Margarita Aizpuru, Marcos López, Liliana Martínez, Kevin Power y Alejandro Castellote entre otros. Ha trabajado como docente de fotografía en la escuela de fotografía Imagomundi y en la Casa de la Cultura de Chacao, y es miembro de la Organización Nelson Garrido (ONG), Caracas. También se ha desempeñado como colaborador para diversas publicaciones, periódicos y revistas venezolanas como El Universal, Extracámara, Púrpura, Dmente, Puntal, Urbe, Zero y Complot. Sus fotografías se han presentado en exposiciones colectivas en Venezuela, España, México, Brasil y Estados Unidos.